"Al pie del Sabaya quemaron como dos camiones de mercadería, había mesas. Se vio que (los pobladores) llevaron otra cantidad de contrabando a dos poblaciones vecinas”, contó ayer la presidenta de la Aduana Nacional de Bolivia (ANB), Marlene Ardaya, al referirse a la intervención que se realizó el viernes en la población de Sabaya, Oruro, donde se incautó nueve camiones cargados de contrabando.
La Aduana, en coordinación con efectivos de la Policía, Fuerzas Armadas y el defensor del Pueblo, David Tezanos, intervino el poblado y realizó el allanamiento de algunas viviendas en busca de mercadería ilegal. El resultado: nueve camiones incautados, siete de ellos cargados de ropa usada y los otros dos con "100 televisores LED, telas, electrodomésticos, palos de golf y cajonería”. Ardaya precisó que fueron los pobladores de Sabaya los que, previo un acuerdo, entregaron la mercadería. "El cerco estaba sobre la carretera, con algunos vuelos esporádicos. Los pobladores se pusieron agresivos. Se quiso evitar la violencia, por eso estuvo el Defensor del Pueblo, que conversó con ellos para convencerlos de que entreguen la mercancía. Fue peligroso salir con los camiones y pasar por otros pueblos que también albergan al contrabando”, contó.
Ardaya aclaró que en esta primera intervención a Sabaya se hizo allanamientos selectivos, pero que la próxima vez "serán contundentes”, "como en Challapata (Oruro), donde se intervino toda la población”.
"No fue similar al de Challapata, fue diferente, pero el mensaje es: la próxima no será tan pacíficamente. El mensaje es que seremos duros”, afirmó. "Sabaya es un símbolo porque nunca fue intervenido, ni la FELCC se atrevió a intervenir, pese a que se dijo que había droga”, añadió.
La presidenta de la Aduana señaló que en Sabaya también se encontró autos indocumentados, pero que se prefirió no incautarlos para evitar violencia. "Les sacaron los neumáticos y cerebros, tenían placas chilenas”, contó.
Aseguró que en el poblado existe protección al contrabando y redes que amenazan de muerte a policías y autoridades. "El mismo Alcalde, en la intervención, cuando le reclamaba que sólo era ropa usada, que me entregue otras cosas más, me dijo que recibió amenazas de muerte”, dijo.
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