En Yacuiba, algunas calles, una casa o la entrada a un garaje muchas veces no es lo que parece, pues si uno observa detenidamente descubre que se tratan de máscaras que buscan esconder a plena luz del día el ingreso ilegal de alimentos desde Argentina en el que ya no solo participan carritos empujados por los bagayeros, sino que hay camiones de menor porte que son llenados con maíz y soya para luego internarse en el país.
Hace más de tres semanas EL DEBER informó de que una quebrada en Barrio Nuevo e incluso el paso por un cementerio, situados en la línea fronteriza Bolivia-Argentina, son utilizados por una treintena de ‘cargadores’ para internar soya, maíz, harina, arroz y papa. En la zona no hay militares ni policías, solo gendarmes argentinos que miran.
La situación sigue igual a pesar de los anuncios de la Aduana de aumentar los controles para evitar el ingreso ilegal de distintos alimentos.
Sin cambios
En uno de los 17 pasos ilegales identificados para internar grano hacia Bolivia, el más transitado está ubicado en inmediaciones del cementerio de Barrio Nuevo, cerca de San José de Pocitos.
Por el lugar se sigue evidenciando el ingreso masivo de maíz y soya, por sendas casi convertidas en caminos vecinales.
Mientras los “trabajadores” van y vienen ágilmente carrito en mano llevando cuatro o cinco quintales de maíz o soya, en lado boliviano camionetas esperan su turno para llevar la mercadería con destino desconocido.
Son sendas que se conectan por ingresos y salidas, a través de aparentes garajes, entre viviendas particulares, pero en realidad están destinados para el transporte de productos ilegales en gran cantidad.
En emergencia
Desde la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) remarcaron su preocupación por el constante ingreso ilegal de alimentos y que no se logra frenar.
Marlene Ardaya, titular de la Aduana, reconoció que en esta zona roja se hace difícil un control adecuado del contrabando a pesar de una mayor presencia de efectivos
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