El contrabando es desleal con el sector productivo legalmente establecido, porque se trata de una actividad que está al margen de la ley.
Es una actividad delictiva, y como tal afecta desde diferentes puntos de vista a la economía nacional, por ejemplo restándole tributos al Estado, disminuyéndole su capacidad de inversión.
Afecta a la producción nacional, restándole espacios de mercado, y al empleo, porque normalmente se expenden los productos en la economía informal, donde no se tributa, donde no hay beneficios sociales y donde no hay ningún tipo de consideración para el ser humano. Y daña también a la salud de las personas.
Y pese a que está prohibida la internación de ropa usada, se lo sigue haciendo desde hace años, sin tener en cuenta que esa mercadería pudo haber pertenecido a un muerto o a un enfermo, por lo tanto, la situación sanitaria no está garantizada.
Lo mismo ocurre con el ingreso de medicamentos de contrabando, que afecta a nuestra industria nacional.
Así también podemos hablar de la industria de alimentos, que debe competir con productos que se contrabandean a precios bajos, muchos de ellos al término de su vencimiento o ya vencidos.
Todo esto tiene un impacto contra la economía del país, restando tributos, mercados a la producción nacional, empleos en el sector formal, por la competencia ilegal y desleal de esta actividad.
Esta es una actividad que no se va a poder combatir y disminuir drásticamente, sin que haya un trabajo sinérgico público privado, pero además, sin que la Aduana, que es la instancia encargada de controlar la legalidad del comercio de exportación e importación, tenga el apoyo de los demás estamentos del Estado. El 2005 hicimos un gran estudio sobre el contrabando y llegamos a la conclusión de que se debe hacer el combate desde tres puntos de vista.
En primer lugar, empoderar a la Aduana. Eso significa que se la debe fortalecer, modernizar, asignar un mayor presupuesto para mejorar su logística, la inteligencia aduanera, las dotaciones, los pertrechos, porque en muchos casos los funcionarios están en inferioridad de condiciones, incluso tecnológicas con relación a los contrabandistas que están muy bien organizados.
Apoyar a la Aduana también desde otros órganos del Estado. Este debe ser un combate que no solo tenga que ver con el Órgano Ejecutivo, sino también debe venir el respaldo desde el Órgano Legislativo y Judicial. Si la Justicia no va a respaldar las acciones de la Aduana, si las chicanerías van a impedir que los contrabandistas estén en la cárcel, no se va a avanzar.
La segunda conclusión a la que arribó el estudio, en aquel entonces, era que tenía que haber una facilitación del comercio, es decir, hacer la vida más fácil, más llevadera, menos azarosa, menos costosa, disminuir los costos, los tiempos de despacho de la mercadería en lo que hace a la importación.
Lo tercero, tiene que haber una educación y concienciación de que el contrabando es un delito. Algo ha hecho la Aduana, pero el que compra de contrabando está cometiendo también un ilícito, porque está fomentando una actividad ilegal.
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