La carrocería de un solo camión puede contener mercadería ilegal valuada en más de 50 mil dólares. Como el capital de por medio es millonario, cada motorizado es escoltado por dos vehículos cuando penetra en el territorio boliviano por alguna de las al menos ocho rutas del contrabando identificadas por la Aduana Nacional de Bolivia (ANB).
La internación de las mercancías al país se da por, principalmente, ocho circuitos que invaden poblaciones bolivianas que son fronterizas con cuatro países. Se trata de Tambo Quemado y Pisiga (Oruro), ambas limitan con Chile y, entre todas, son las más críticas, de acuerdo a información proporcionada por la Aduana.
Las seis restantes pasan por Yacuiba y Berjemo (Tarija), que colindan con Argentina; el poblado Hito BR 94 (Santa Cruz), que está próximo a Paraguay; y, finalmente, Kazani, Charaña y Desaguadero (La Paz), poblados fronterizos con Perú.
Por esos trayectos se introducen, en mayor grado, ocho tipos de bienes: vehículos, ropa china, prendería de segunda mano, alimentos, bebidas, cigarrillos, soya y maíz. La internación de cada uno incrementa de acuerdo a la época del año. Así, en diciembre, por ejemplo, abunda el tráfico de panetones y galletas provenientes de Argentina.
Los autos ilegales tienen un flujo casi anual porque ingresan custodiando la mercadería o bien transportándola.
Solo en 2016, se decomisó mercancías de contrabando valuadas en más de 479 millones de bolivianos en el territorio nacional.
MODUS OPERANDI
Las operaciones para introducir los bienes se ejecutan, generalmente, por las noches, de acuerdo a información proporcionada por un exdirigente de la Cámara Departamental de Transporte Pesado de Cochabamba, Julio Aquino.
“Llega la medianoche y es como si el día estaría comenzando. Los camioneros empiezan a circular y los que hacen un microcontrabando caminan como hormigas, aprovechando que el control es menor”.
Supuestamente, luego de que se cierra la frontera con Chile, a las 20:00 (hora boliviana), los viajeros llegan hasta ese punto con ingente cantidad de mercadería para introducirla ilegalmente en Bolivia. Deben tomar “las rutas del contrabando” –son caminos “oscuros, pedregosos, con charcos de agua”-, pero, por “unos cuantos pesos”, hay gente dispuesta a ayudarlos: comunarios de poblaciones aledañas y transportistas. Ambos sectores, de un tiempo a esta parte, además de colaboradores a sueldo, se han convertido en los centinelas de esa actividad ilícita.
Los primeros, cobran entre 30 y 500 bolivianos, por transportar los bienes en carros tipo carretillas por vías alternas a la legal, según información proporcionada por una comerciante que introduce de manera ilícita a Bolivia ropa deportiva nueva.
Una vez que llegan al lado boliviano, hay vehículos tipo Noah esperándolos para llevarlos a su destino. El pasaje que cobran a cada persona y su mercancía es de 50 bolivianos.
La comerciante indicó que “ellos (los choferes y comunarios) dominan lo que hacen. Se hacen señas, saben a quién dejar pasar y a quién no. “Conocen los caminos”.
LOS PESADOS
Aquino contó que, mientras transcurre la noche, también incrementa la circulación de camiones con mercadería de contrabando.
Considerando que la ruta para evadir controles es compleja, el viaje de los camioneros que se prestan a ese negociado es largo, por eso, de cuando en cuando, descansan en viviendas unipersonales que, al parecer, solo fueron edificadas para acogerlos.
La presidenta de la institución, Marlene Ardaya, contó que en el marco de inspecciones por “rutas del contrabando” identificaron “en medio de la nada” una especie de cuartos precarios en cuyo interior únicamente había restos de alimentos secos y, en algunos casos, colchones. Se presume que ahí pernoctan los contrabandistas. Ardaya explicó que “son casas pequeñísimas que están en medio de la nada. Cuando bajamos a verificar se evidenció que no vive nadie”. La Aduana piensa que esas habitaciones vacías son usadas por los camioneros o choferes para “recoger, cargar y descargar el contrabando”.
Esos puntos fueron identificados mediante sobrevuelos y patrullajes de rutina. “Hay muchas (casas de ese tipo). En unos kilómetros de recorrido se ven por los menos cinco”.
No hay un análisis de la zona fronteriza con Chile por cuestión de seguridad.
Ardaya explicó que si sobrevuelan la frontera no deben aproximarse mucho porque ambos países deben respetar sus respectivos espacios aéreos.
OBSTÁCULO
Según Aquino, su sector pidió a la Aduana que refuerce el control del contrabando, “incluso se les ha ofrecido mostrarles por dónde está ingresando esa mercadería ilegal”, pero no recibieron respuesta alguna.
Al respecto, la presidenta de la institución, Marlene Ardaya, indicó que la vigilancia a esos aproximadamente ocho puntos por donde penetran los contrabandistas es mayor. Y es que, además de personeros de la Unidad de Control Aduanero (UCA), esos sectores son vigilados por funcionarios de inteligencia, cuya labor es hacer un seguimiento de los motorizados hasta su destino final.
A pesar de que el trabajo de inteligencia tiene un perfil bajo, por cuestiones obvias, es el que mejor resultados ha dado en estos últimos meses.
Uno de los golpes más duros que la Aduana dio al contrabando a inicios de esta gestión fue en coordinación con esa unidad.
Entre enero y febrero de 2017, se interceptaron 53 camiones en Tiquipaya y Anzaldo.
Uno de los operativos dio con un depósito de 967 televisores, 506 refrigeradores, 589 lavadoras y 370 microondas. El otro con 245 lavadoras, 30 refrigeradores, 40 repuestos, 23 cajas de juguetes, 359 cajas de focos, 62 cajas de radioparlantes y demás.
PERSECUCIÓN
Llegar hasta el refugio del contrabando es una alternativa que dio mejores resultados que las persecuciones, por ejemplo.
En algunas ocasiones, cuando los militares advirtieron la presencia de camiones sospechosos en carreteras principales o secundarias del país, emprendieron asedios que no siempre terminaron como esperaban.
La presencia de los centinelas, que son los comunarios y los autos ilegales, permitió que los camiones contrabandistas ganen ventaja y rebasen a los aduaneros.
Otra desventaja de la persecución es que pone en riesgo la vida de los funcionarios.
En noviembre de 2015, una persona falleció y dos resultaron heridas cuando se seguía a un vehículo contrabandista.
El fallecido era el militar José Miguel Balda Rocha, que pereció cuando su vehículo oficial se accidentó mientras seguía a un camión.
RIESGO
El riesgo también se lo corre cuando penetran en algunas comunidades que están aliadas con la actividad ilícita.
Los patrullajes en poblados fronterizos, en algunos casos, expusieron a los trabajadores de la Aduana Boliviana y militares a agresiones verbales e incluso físicas.
Para la gerente de la Aduana regional Cochabamba, Dirsey Vargas, el personal con el que cuenta la institución no es suficiente, sin embargo, cree que aunque se concentre a todos los militares del país en fronteras bolivianas no dará resultado. A su criterio, el contrabando estará controlado cuando la población deje de considerar a esa actividad como un negocio y asuma que es un acto ilícito que daña la economía nacional en igual o mayor grado que el narcotráfico.
ARTERIAS
La Aduana sabe por dónde ingresa la mercadería al territorio nacional y por dónde continúa su trayecto, sin embargo, por cuestión de seguridad no dio el detalle.
Lo que sí dejó en claro es que, como la geografía boliviana es accidentada, los contrabandista se abren paso por donde pueden. “Sus rutas son como telarañas” y, lo peor, a medida que pasa el tiempo, aparecen nuevos trayectos ilegales.
CAMBIO
Pese a las adversidades, cada año, el trabajo que ejecuta la Aduana alcanza cifras positivas. Por ejemplo, en 2012 se realizaron algo más de 5.800 operativos de control. Mientras que la gestión pasada se llegó a casi 8 mil.
AFECTACIÓN
Ardaya recordó que la internación de mercancía ilegal afecta básicamente a las pequeñas unidades empresariales, como las que forman parte de la Confederación Nacional de Medianas y Pequeñas Empresas (Conamype).
También otros sectores agropecuarios enfrentan problemas, como los soyeros, arroceros y demás. Es por eso que la Aduana, ocasionalmente se alía a la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo para realizar operativos.
Ellos conocen los productos que podrían ser contrabandeados, las posibles rutas de internación y demás. Eso aporta de gran manera al trabajo que realiza la Aduana Nacional de Bolivia.
4.1
Millones de bolivianos
La Aduana proyecta la construcción de una
infraestructura habitacional para los servidores públicos de Pisiga. La edificación de las casas, que tendrán servicios básicos completos, costará 4.1 millones de bolivianos.
DATOS PARA TOMAR EN CUENTA
3.5
Millones de bolivianos
La Aduana Nacional de Bolivia invertirá 3.5 millones de bolivianos en la construcción de viviendas para funcionario de Tambo Quemado.
Equipos
La Aduana instala Equipos de Detección
Radioactiva donados en el aeropuerto de
El Alto.
Decomiso
En la gestión 2015, el segundo departamento de Bolivia donde más ropa usada
se decomisó fue Cochabamba. El primero era Oruro.
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