Un grupo de trabajadores de microempresas textileras viajaron a Desaguadero con la finalidad de adquirir insumos básicos para su producción, sin embargo, pudieron evidenciar que el denominado “contrabando hormiga” de productos básicos se mantiene inalterable en esta población fronteriza.
La denuncia fue dada a conocer por Manuel Chávez y Javier Tarqui, representantes del sector, quienes informaron que entre los productos que más se comercializan en esta población está el maíz, harina de soya y la harina blanca.
Dichos productos pasan por el pequeño puente denominado “Playa Azul”, luego deben ser transportados por “tricicarros” (tricicholos) para posteriormente pasar el estrecho del lago en pequeños botes, para lo que se debe efectuar un pago de cinco bolivianos, o su valor en soles, por el transporte hasta el sector peruano donde otro grupo de “tricicarros”, aguardan para trasladar la mercadería hasta las principales calles de la población fronteriza del vecino país.
“El sector de ‘Playa Azul’ no es controlado por ninguna autoridad policial, si bien están los gendarmes del municipio de esa región, este sector continúa siendo ‘tierra de nadie’ porque esta instancia municipal no prohíbe la salida de productos básicos sino sólo controla el pago del derecho de paso por este sector”, explicó Chávez.
COMPRA
Una gran cantidad de productos generalmente es adquirida en la calle 8 de Diciembre, del lado boliviano, trasgrediendo toda norma de control o el pago de impuestos.
En más de cuatro años de seguimiento efectuado por este medio de comunicación al “contrabando hormiga”, se pudo comprobar que este delito se mantiene inalterable porque desde las ciudades de La Paz y El Alto se trasladan personas quienes se dedican a este oficio desde las 05:00 y ocupan toda su jornada hasta las 19:00 horas, para generar un gran movimiento comercial en este punto fronterizo, lo que se incrementa cada martes y viernes.
“A pesar de que está anocheciendo, el contrabando hormiga es una de las actividades que más se desarrolla en esta parte de la región y a diferencia del frente (puente de transporte pesado), donde existen camiones de alto tonelaje que representa al sector importador legal en este sector conocido como Playa Azul se nota que genera mayor movimiento de gente. Haciendo una comparación entre los productos que salen del territorio nacional, son muy pocos a diferencia de aquellos que ingresan a Bolivia, es 10 a uno, de los cuales no inciden con la economía peruana, porque son más plásticos y papa, como se evidencia”, explica Tarqui.
ACOPIO
Una de las particularidades del contrabando de productos para el lado peruano es que los mismos llegan a ser acopiados en las calles del vecino país o en depósitos de viviendas de este sector, con el propósito de ser luego transportados por camiones de alto tonelaje a las poblaciones peruanas.
En la calle 20 de Junio, en el lado peruano, existe un grupo de control cercano a los camiones de alto tonelaje F12 que son cargados con la mercadería boliviana, como maíz, harina de soya, azúcar, entre otros. Dicha actividad se repetía entre las calles Litoral y Desaguadero de ese país, donde el control a los triciclos servía para que los 12 a 15 quintales lleguen a tiempo a los camiones.
En las calles peruanas es evidente el control que se aplica entre los propietarios de mercadería, o responsables de los camiones, quienes se instalan en cada una de las esquinas y una vez que se llena el camión, ubican sus letreros para definir su destino como Arequipa, Juliaca, Puno, entre otras poblaciones peruanas.
“Haber solamente en esta calle contando hay como 15 camiones y varios de ellos esperan hasta llenar al tope. Hoy (viernes) es grave la actividad”, contó Tarqui luego de confirmar dicho procesos de actividad que fue denunciado frecuentemente.
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